“Todo placer es un bien, en la medida que tiene por compañía la naturaleza.” Esta frase la dijo Epicuro, filósofo griego, el cual puso la finalidad de la filosofía en lograr un placer equilibrado en todas sus formas en esta vida, no sólo físico, sino intelectual y emocional.
A partir de esta frase tan simple, es en la cual me basaré para establecer un punto de partida sobre el placer y llevar a cabo este ensayo.
La definición de placer es la siguiente: “es una sensación o sentimiento positivo, agradable o eufórico, que en su forma natural se manifiesta cuando se satisface plenamente alguna necesidad del organismo humano.” Como el placer es una sensación o sentimiento, existen varios tipos del mismo, no solamente tiene que ver con el sexo, hay muchas más formas de obtener y/o experimentar el placer.
Existe el placer físico, el placer psíquico, el placer estético, el placer intelectual, el placer lúdico, el placer emotivo, y el placer de la contemplación.
El pensar en el placer, simplemente como un aspecto sexual, refleja en nosotros un alto grado de inmadurez y que poseemos una mente muy cerrada, y por lo tanto seríamos personas muy predecibles, de ese tipo de personas alienadas por los medios de comunicación y la mercadotecnia, en palabras más simples, no seríamos más, que personas del montón.
Una vez establecido el placer como algo más que el sexo, ahora podemos enfocarnos en él como nuestro propósito en la vida.
Tal vez llegue a sonar un poco raro o inapropiado el decir que el placer es el propósito de nuestra vida, sin embargo, si lo analizamos profundamente, nos daremos cuenta de que así es. Todas nuestras acciones buscan precisamente ese fin, obtener satisfacción, sentirnos felices, completos, cómodos con lo que hacemos, sin importarnos las opiniones ajenas, vivir la vida a nuestra manera y no vivirla para darle gusto a alguien más. Así es como se debe vivir.
Pienso que la razón por la cual Epicuro dijo “Todo placer es un bien, en la medida que tiene por compañía la naturaleza.” Es porque el placer es disfrutar la vida, disfrutar de cada una de las cosas que hacemos a lo largo de ella, sin darle demasiada importancia a los bienes materiales. Eso es verdaderamente el placer.
Autor: Acosta Lobo Renato.
